Los defaults privados ponen una señal de alarma en el mercado

Poca repercusión en el debate público y político tuvieron dos grandes defaults privados en la Argentina de las últimas semanas: el de la empresa Celulosa Argentina, que el pasado 7 de mayo le informó a la Bolsa de Comercio que no podría afrontar el pago de las Obligaciones Negociables ni los cheques de pago diferido correspondientes a este mes; y el del Grupo Albanesi, que informó hace días su decisión de no afrontar el pago de intereses por U$S 19,5 millones que vencían el último jueves 5 en dos de sus empresas principales (Generación Mediterránea y Central Térmica Roca). Ambas siguieron caminos similares a Los Grobo, que en febrero realizó una convocatoria a un concurso preventivo de acreedores.

Inmediatamente, desde sectores vinculados a la Comisión Nacional de Valores (CNV) salieron a poner paños fríos a la situación. Pronosticaron más y mejor crédito para las empresas en base a la suavización del cepo y la desaceleración de la inflación, por lo que habría un proceso gradual de normalización. Pero no explicaron por qué se produjeron los defaults.

Deuda y motosierra

El total de colocaciones de deuda privada entre enero y octubre del año pasado (fideicomisos y Obligaciones Negociables) fue de U$S 10.230 millones, el monto más alto desde 2015. “Con el blanqueo de capitales, el gobierno promovió la colocación de deuda de las empresas como una forma de darle una utilidad a esos dólares. Ofreció una rentabilidad en dólares para que sea más conveniente que tenerlos bajo el colchón”, indica a Tiempo Francisco Anzoátegui, economista e investigador de la Facultad de Ciencias económicas de la Universidad de Buenos Aires.

Las empresas tomaron esos préstamos nominados en dólares, pero ejecutados en pesos, bajo los auspicios del gobierno, que con cada préstamo incrementaba las reservas del Banco Central. Pero ese circuito financiero terminó siendo pernicioso para los tomadores de préstamos. “Las empresas aprovecharon el contexto de deuda fácil con Obligaciones Negociables en el mercado financiero, pero ya venían con resultados y balances deficitarios y una situación comprometida”, explica Anzoátegui.

Al cambiar las condiciones por la suba de la inflación y el cambio de régimen cambiario, las corporaciones empezaron a caer, con un importante stock de deuda, en las contradicciones del plan motosierra. El Grupo Albanesi, que se desarrolla en el mercado de energía, venía con el problema previo de que su acreencia con el Estado fue saldada con un bono y no con cash. Sobre ese cuadro, la salida del “crawling peg” y el inicio de la política de bandas cambiarias rompió la ecuación anterior, que permitía el carry trade, y generó pérdidas.

En el caso de Celulosa, informó que la reducción de la actividad económica le generó una disminución del 30% en su facturación en el mercado interno. A ello se sumó el crecimiento de los costos en dólares, producto de la política de dólar barato.

El dólar barato, por su parte, perjudica las exportaciones, algo que también afecta al agro y a productoras de limones como San Miguel, que no encontró financiamiento en su última colocación de Obligaciones Negociables. “La dificultad de las empresas que cayeron en default también se relacionó a que no hubo un período de devaluaciones altas ni de tipo de cambio alto, en el cual se podrían haber visto favorecidas por ser exportadoras”, expresó Anzoátegui.

La emisión de Obligaciones Negociables por U$S 800 millones que realizó Telecom el jueves pasado reanimó al mercado de capitales y fue la excusa de varios analistas para asegurar que los peligros de nuevos defaults ya se superaron.

Por lo pronto, el Banco Central se curó en salud y amplió de seis a 18 meses el plazo mínimo requerido para que las empresas puedan acceder al mercado oficial para cancelar pagos de capital al exterior por Obligaciones Negociables emitidas a partir del viernes de la semana pasada. Si bien la decisión apunta a que los inversores focalicen en las emisiones del Estado, también presiona sobre las empresas para que reduzcan el nivel de emisiones de este tipo de deuda.

Jaime Reusche, analista de la calificadora de riesgo Moodys, explicó que no mejora la nota de Argentina en sintonía con los defaults de privados entendiendo que, si bien el establishment financiero internacional coincide con el rumbo de Milei, aún el partido no está terminado. “Avanzamos, pero con cautela”, dijo. A veces no hay nada más invisible que lo que no se quiere ver. «